Arte que inspira… arte que cuenta historias…
Hay algo de fantasía en el amor, y algo de amor en la fantasía
En el Museo Nacional de la Edad Media de París (Termas de Cluny) se encuentra La dama y el unicornio (en francés: La Dame à la licorne) es un ciclo de tapices flamencos de finales del siglo XV considerado como una de las grandes obras del arte medieval en Europa. Fueron tejidos con lana y seda, a partir de diseños (cartones) dibujados en París.
Cada uno de los seis tapices muestra a una dama noble y a un unicornio a su izquierda y un león a su derecha,“León y Unicornio parecen ser tradicionalmente rivales, y ninguno de ellos es mas fuerte que el otro. Son iguales en fuerza y ambos son capaces de ganar una lucha. Y dentro del reino animal, los dos son considerados reyes…”algunos incluyen en la escena a un mono. Los banderines, así como la armadura del unicornio y el león en el tapiz lucen las armas del comitente, Jean Le Viste, un poderoso noble en la corte del rey Carlos VII.
Estos tapices fueron redescubiertos en 1841 por Próspero Mérimée en el castillo de Boussac (que era propiedad por entonces del subprefecto de Creuse) donde habían sufrido daño debido a las malas condiciones de almacenamiento. La novelista George Sand atrajo la atención pública hacia los tapices en sus obras de la época.
En el Museo de Cluny (Musée du Moyen-âge), París (Francia), se han guardado desde 1882 y pertenecen al estilo llamado de mille-fleurs ( “miles de flores”).
La iconografía de cinco de los tapices se interpreta generalmente como una representación de los cinco sentidos – vista, tacto, olfato, gusto, oido -.
El sexto muestra las palabras À mon seul désir (“a mi sólo deseo”). Se ha interpretado que representa el amor o la comprensión. Todos mantienen el esquema medieval: la figura de mayor tamaño es la de verdadera importancia las de tamaño menor son secundarias
Vista
La dama está sentada, sosteniendo un espejo en su mano derecha. El unicornio se arrodilla en el suelo, con las patas delanteras apoyadas en el regazo de la dama, desde donde mira su reflejo en el espejo. El león a la izquierda sostiene un banderín.
Tacto
La dama se alza con una mano tocando el cuerno del unicornio, y con la otra sostiene el banderín. El león se encuentra a un lado mirando al espectador.
Olfato
La dama está de pie, haciendo una corona de flores. Su doncella sostiene un cesto con flores para que ella las coja fácilmente. De nuevo, el león y el unicornio enmarcan a la dama mientras sostienen los banderines. El mono ha robado una flor que está oliendo, lo que da la clave de la alegoría.
Gusto
La dama coge dulces de una bandeja que delante de ella sostiene una doncella. Sus ojos están en un periquito que lleva en su mano izquierda. El león y el unicornio se alzan sobre sus patas traseras llegando a los banderines que enmarcan a la dama a ambos lados. El mono está a sus pies, comiendo uno de los confites.
Oído
La dama toca un órgano portátil sobre lo alto de una mesa cubierta con una alfombra turca. Su doncella está en pie, al otro lado, y opera el fuelle. El león y el unicornio de nuevo están enmarcando la escena sosteniendo los banderines. Lo mismo que en los demás tapices, el unicornio está a la izquierda de la dama y el león a la derecha – un común denominador de todos los tapices.
À Mon Seul Désir –(el Sexto sentido?)
Este tapiz es más ancho que los otros, y tiene un estilo algo diferente. La dama se alza enfrente de una tienda, en lo alto de la cual se puede leer “À Mon Seul Désir”, un lema interpretado de manera diversa como “mi (único) deseo”, “sólo según mi deseo”. Su doncella está de pie a la derecha, sosteniendo un cofre abierto. La dama está colocando el collar que lleva en los otros tapices en el cofre. A su derecha hay un banco bajo donde aparece un perro sobre un cojín. El unicornio y el león se alzan en sus posiciones habituales enmarcando a la dama mientras sostienen los banderines.
Este tapiz ha suscitado una serie de interpretaciones. Una interpretación ve a la dama que coloca el collar en el cofre como una renuncia a las pasiones suscitadas por los otros sentidos, y como una afirmación de su libre albedrío. Otra ve el tapiz como una representación de un sexto sentido del entendimiento (derivada de los sermones de Jean Gerson de la Universidad de París, h. 1420). Otras interpretaciones diversas ven el tapiz como una representación del amor o la virginidad.