Fra Angelico,San Marco, Firenze

Arte que inspira… arte que cuenta historias…

En un rincón de mi casa, colgaba un ángel anunciando el amor

El Beato Angélico consideraba la pintura como un acto de devoción. A este joven religioso dominico le gustaba pintar Anunciaciones, imitando la arquitectura real del claustro del Convento de San Marcos, construido por Michellozzo, donde él profundizaba en la Palabra de Dios.

Ya despunta el Renacimiento y el tratamiento del espacio arquitectónico. En su Convento de San Marcos de Florencia, Fra Angélico escenifica esta pintura mural en las escaleras que daban acceso al comedor. Aquí el Misterio está reducido a lo esencial, es sobria. La van a contemplar  sus hermanos frailes, que ya habían estudiado teología y por lo tanto no necesitaban de muchas explicaciones, sino de unos puntos breves para estimular la oración.

Su trabajo artístico denota un riquísimo mundo interior, intensa vida de oración y contemplación. Cada pincelada, cada color, cada detalle es un mensaje para comprender el Misterio «El que tenga ojos para ver que vea» parece decir Fra Angélico en esta obra. Y aquí el arte ofrece la mirada del amor, ese sentimiento en su esencia más íntima y humilde de la Virgen.

Bernini, Galleria Borghese

Arte que inspira… arte que cuenta historias…

La lucha por la pureza

La mitología grecolatina ha supuesto un tema recurrente para todas las manifestaciones artísticas a lo largo de los siglos. Música, pintura, literatura, escultura…  han reflejado, por diferentes motivos y desde distintos puntos de vista, las narraciones de los mitos de la Antigüedad. Sin embargo, no siempre fue la misma motivación la que llevó a los artistas de diferentes épocas a inspirarse en la mitología para elaborar sus obras. A continuación analizaremos cómo dos artistas de diferentes épocas y estilos, Garcilaso de la Vega y Gian Lorenzo Bernini, revisaron a través de la poesía y la escultura, respectivamente, el mito de Dafne y Apolo.

Esta narración se remonta a la disputa que mantuvieron el dios Apolo y el dios Eros. Apolo, hijo de Zeus, era un experto cazador y manejaba a la perfección el arco y las flechas. Un día, orgulloso de sus habilidades en el terreno de la caza, se burló de Eros por portar armas similares a las suyas y estar practicando con ellas. Ofendido y humillado por las palabras de Apolo, el joven Eros urdió una terrible venganza contra su detractor: le disparó una flecha de oro, cuyo efecto fue el profundo e inmendiato enamoramiento de Dafne, hija de la diosa Gea y del río Ladón (o, según la versión, del río Peneo). Para que ese amor nunca fuese correspondido, Eros disparó a Dafne con una flecha de plomo, que provocó un absoluto rechazo por Apolo.
Cegado por el amor, Apolo se dispuso a capturar a Dafne para hacerla suya, y, tras una agitada persecución en la que Dafne se resistió hasta la saciedad a ser capturada y en la que Apolo estaba a punto de alcanzarla, la bella joven imploró ayuda divina para evitar ser apresada. En ese momento, se produjo la famosa metamorfosis de Dafne, que fue convertida en laurel por los dioses.
Apolo, abrazado al árbol en el que se había transformado su amada delante de sus propios ojos, lo acarició y lo besó, sabiendo que su amor jamás podría ya realizarse. El dios cubrió sus cabellos con una corona hecha por hojas del árbol y de ese modo sintió que jamás se separaría de ella.

Siempre hay un lugar favorito donde nos sentimos en casa… de la belleza siempre surge el hogar

Arte que inspira… arte que cuenta historias…

Pantheon, Roma

 

Es el Panteón, una palabra griega que significa “casa de los dioses”. Es macizo y contundente por fuera pero a su vez tan delicado que puede llega a emocionar cuando se atraviesa el plinto sostenido por recias columnas y uno se encuentra en el corazón del templo. Sus formas son como una sinfonía hecha arquitectura. Sigue leyendo