EL CLUB DE LA LUCHA: el latín, producto de felicidad.

Imagino los encuentros dialécticos entre Cicerón y Hortensio, defendiendo cada uno sus comprometidas ideas. Imagino a Adriano diseñando una muralla en la lejana Britania para contener sus llamadas amenazas bárbaras. ¿Habrán ellos imaginado que la herencia de su cultura, seguiría reportando conflictos, aunque de muy distinta índole?

Cuando la civilización me consume, mi imaginación crea las vías de escape pertinentes y huyo al pasado, y le pregunto la fórmula mágica para resolver mis problemas. Y quiero preguntarte Cicerón, cómo convencerías al sistema educativo español para desterrar el estudio de la cultura latina de su elegíaco exilio. Y quiero preguntarte a ti emperador Adriano cómo saber distinguir a los enemigos, cuando la mediocridad demagógica construye muros y se erige en el más poderoso de los ejércitos contra la excelencia.

El caso es que recurro a vosotros porque aquí no ganamos ni una batalla desde hace tiempo. Luchamos y luchamos como un club de valientes, pero todos nos vencen desde sus cómodas butacas del utilitarismo. ¿Que qué batallas hemos perdido? Muchas, y dolorosas, tanto que nuestros cuerpos y nuestras mentes se desarman arrastrados por el polvo de la ignorancia. Perdimos ante los poderes que aprobaron leyes cada vez más restrictivas, descartando la obligatoriedad del latín en la fantasmagórica ESO; perdimos cuando el baremo más alto del latín en la selectividad de Derecho, Periodismo, Publicidad o Turismo, se equiparó a las matemáticas; y estamos perdiendo cada día cuando alumnos de optativas de cálculo entran en clase de latín y preguntan con altiva ventaja ‘cómo aún se estudia eso del latín’.

¿Qué me decís que haga? ¡Seguir luchando! Pero sólo veo a los demás observándome contra molinos; esperpéntica, insignificante, menguada. Este club de la lucha se ha convertido en nada más que en un romántico panegírico. ¿Pero insistís? ¿Siguen vivas vuestras palabras? ¿Esa estructura dinámica de lógica y deducción exquisitas, con que expresa los conceptos el latín, porque procede de estructuras aún más perfectas del griego e indoeuropeo? ¿Creéis que aún los jóvenes valorarán la capacidad de saber comunicarse, de saber reflexionar, de saber que las palabras son las que dan las respuestas a la felicidad humana? ¿Me animáis a confiar en autoridades dignas, en padres, tutores, quienes no teman los espejismos del mercantilismo y valoren perfiles de estudiantes humanísticos? Entonces seguiremos intentándolo amigos míos.

Y no sólo desde el latín, sino desde el griego, el ruso, el chino, el hindú; desde la filosofía, la religión, la historia, la geografía, la literatura, las artes. Nos ha tocado pertenecer a un club en el que no deseamos estar, pero los ‘vocare’ en la vida no se eligen. Somos unos elegidos, desgarbados, angustiados, pero donde nuestras propias raíces de lengua latina, nuestros propios conocimientos culturales, nos confieren esa esperanza que parece a veces que perdemos. Seguimos creyendo en la fuerza de nuestra razón para seguir enseñando a una parte de la sociedad estudiantil, la mejor manera de expresar las ideas, las emociones, el conocimiento, para que en un futuro sepan impartir una mejor justicia, dar a conocer la verdad de la sociedad, ofrecer una productividad hogareña, invitar al disfrute de un patrimonio cultural sin tanta inmediatez, no desde el cálculo ni las tecnologías, sino desde la esencia misma de la humanidad: el ‘logos’, esa palabra que fue el inicio de todo, y lo sigue siendo cada día de nuestras vidas. La lógica del latín sigue viva, es la base de toda nuestra cultura, el puente entre culturas, el ejemplo vivo de la sabiduría que te otorga la cultura.

Exposición Caixaforum Barcelona

El sueño americano. Del Pop Art a la actualidad

Exposición organizada con la colaboración del British Museum

Con la aparición de una joven generación de artistas norteamericanos en los años sesenta dispuestos a explorar el potencial expresivo del grabado, este pasa de ser un técnica marginal a estar en el propio centro del interés y de la producción de las bellas artes, convirtiéndose no solo en una forma artística crítica sino también en una vía para tratar cuestiones tanto sociales como políticas.

El arte gráfico proporciona una perspectiva fresca y diversa de cómo los artistas vieron este periodo de profundos cambios en Estados Unidos: los derechos civiles, la Guerra Fría, la carrera espacial, la guerra de Vietnam, la música rock y la contracultura, los movimientos feministas o el cuestionamiento del sueño americano por la creciente desigualdad entre ricos y pobres. “El sueño americano. Del pop a la actualidad” ofrece una visión general del desarrollo del arte gráfico en Estados Unidos desde 1960 hasta nuestros días, en la que se dedica especial atención a las figuras clave de su historia, como Andy Warhol, Jasper Johns, Roy Lichtenstein y Robert Rauschenberg. La muestra, con obras provenientes mayoritariamente de la colección del British Museum, incluye piezas de todas las tendencias artísticas que han tenido lugar a lo largo de estos años y hace hincapié en cómo los artistas se animaron a crear obra gráfica de una ambición, escala y osadía sin precedentes.

Sisley, Musée Angladon

Arte que inspira… arte que cuenta historias…

No es fácil… a veces las figuras se desvanecen

Las luces impresionistas muy bien integradas con las composiciones en sombra están creadas con los propios colores, entonados de un modo coherente y potente. Pero las sombras impresionistas también son colores, luces. El negro desaparece, el blanco gana la partida en ese siglo XIX en que los pintores de la luz escogen anular el negro barroco. ¿Por qué esta elección? La belleza para esos pintores surgía de las sombras, de lo que no se ve a simple vista, de lo escondido, de lo superficial que a veces parece la realidad, escondiendo lo que de verdad importa. Por eso, esos paisajes impresionistas, en concreto las nieves y los blancos de Sisley, se componen de figuras desvanecidas en las sombras que recuerdan la melancolía, la angustía, los fríos y los inviernos de la propia alma humana.

Fontana, Pompidou

Arte que inspira… arte que cuenta historias…

Rasga con convicción

¿Y si en vez de un pincel utilizáramos un cuchillo? El espacio del lienzo se vería afectado, creando incluso una nueva dimensión pictórica, por no decir ya escultórica.

Es lo que hacía el italiano-argentino Lucio Fontana: Agujerear, rajar y deteriorar lienzos. Fontana buscaba una nueva definición espacial para el medio pictórico y parece ser que la encontró con la abolición del espacio ilusorio y su sustitución por el espacio real. Una pintura que «existe», por así decirlo. A todo esto lo llamó Espacialismo. Y su idea de ver el arte lo expresó en el Manifiesto Blanco (1946), en el cual dice que «la materia, el color y el sonido en movimiento son los fenómenos cuyo desarrollo simultáneo integra el nuevo arte».

No sería hasta los años 50 cuando este nuevo arte se hizo mundialmente famoso. La época de la dolce vita trajo su popular serie de los tajos, consistente en agujeros o tajos sobre la tela de sus cuadros.

Son lienzos monocromáticos, castigados a base de buchi y tagli (agujeros y cortes), que nos hablan, entre otras cosas, de lo que es el espacio real, del material para su uso conceptual, del objeto, del gesto individual, de violencia.

Se requiere un cambio en la esencia y en la forma. Se requiere la superación de la pintura, de la escultura, de la poesía, de la música. Se necesita un arte mayor acorde con las exigencias del espíritu nuevo. Tales intenciones son las que se buscaban durante la época de la 2a Guerra Mundial. El ser humano, como siempre, se sentía perdido, superado por las desgracias. Sin embargo, se buscaron nuevos caminos estéticos para recordar lo bello que hay en la propia cruel realidad. Por eso el arte nos recuerda una y otra vez la actualidad de la esencia como hombres que sienten, sufren pero siguen esperando.

En los lienzos rasgados de Fontana se intuye una sensualidad de texturas ingenuas al igual que expresivas; se dirigen directamente a las emociones; fondos rosas, blancos, rojos, en bases de pigmentos cerámicos, que son desgarrados, igual que la historia del hombre, pero con una base serena, esquemática, transmitiendo un sentimiento de esperanza, como ese volver a la infancia y renacer.

 

 

 

Bernini, Galleria Borghese

Arte que inspira… arte que cuenta historias…

La lucha por la pureza

La mitología grecolatina ha supuesto un tema recurrente para todas las manifestaciones artísticas a lo largo de los siglos. Música, pintura, literatura, escultura…  han reflejado, por diferentes motivos y desde distintos puntos de vista, las narraciones de los mitos de la Antigüedad. Sin embargo, no siempre fue la misma motivación la que llevó a los artistas de diferentes épocas a inspirarse en la mitología para elaborar sus obras. A continuación analizaremos cómo dos artistas de diferentes épocas y estilos, Garcilaso de la Vega y Gian Lorenzo Bernini, revisaron a través de la poesía y la escultura, respectivamente, el mito de Dafne y Apolo.

Esta narración se remonta a la disputa que mantuvieron el dios Apolo y el dios Eros. Apolo, hijo de Zeus, era un experto cazador y manejaba a la perfección el arco y las flechas. Un día, orgulloso de sus habilidades en el terreno de la caza, se burló de Eros por portar armas similares a las suyas y estar practicando con ellas. Ofendido y humillado por las palabras de Apolo, el joven Eros urdió una terrible venganza contra su detractor: le disparó una flecha de oro, cuyo efecto fue el profundo e inmendiato enamoramiento de Dafne, hija de la diosa Gea y del río Ladón (o, según la versión, del río Peneo). Para que ese amor nunca fuese correspondido, Eros disparó a Dafne con una flecha de plomo, que provocó un absoluto rechazo por Apolo.
Cegado por el amor, Apolo se dispuso a capturar a Dafne para hacerla suya, y, tras una agitada persecución en la que Dafne se resistió hasta la saciedad a ser capturada y en la que Apolo estaba a punto de alcanzarla, la bella joven imploró ayuda divina para evitar ser apresada. En ese momento, se produjo la famosa metamorfosis de Dafne, que fue convertida en laurel por los dioses.
Apolo, abrazado al árbol en el que se había transformado su amada delante de sus propios ojos, lo acarició y lo besó, sabiendo que su amor jamás podría ya realizarse. El dios cubrió sus cabellos con una corona hecha por hojas del árbol y de ese modo sintió que jamás se separaría de ella.

Tàpies, Musée de la Ville, París

Arte que inspira… arte que cuenta historias…

De la destrucción, el amor consigue belleza

El artista catalán siempre se valió no sólo de los materiales clásicos de la pintura sino de elementos naturales como la tierra, arena u otros con los que no sólo creaba colores, sino formas y sentimientos de una libertad total que hacían que su obra abstracta fuera al mismo tiempo muy terrenal y cercana para el público. El uso de estos materiales toscos se debe en gran medida al gran impacto que ejerció en su espíritu el estallido de las bombas atómicas en Japón y la ola de muertes, horror y decadencia que esta acción bélica dejó en el mundo entero.

Su mente siempre se movió por los terrenos de la fantasía; por ello decidió explorar con entrega y pasión mundos como el esoterismo, los sueños, el simbolismo, la filosofía zen, los cuerpos desmembrados y casi en estado de descomposición, el jazz, las sinfonías de Wagner y la filosofía detrás de artistas como Paul Klee, Max Ernst, Fiodor Dostoyevski o Edgar Allan Poe.

Aficionado a la ciencia y los adelantos de todas las épocas que vivió, así como de la espiritualidad absoluta –la cual veía como una necesidad para aliviar dolores internos y externos–, siempre intentó combinar ambas facetas en sus obras. Decía al respecto: «El arte es una fuente de conocimiento, como la ciencia, la filosofía. Si las formas no son capaces de herir a la sociedad que las recibe, de irritarla, de inclinarla a la meditación, si no son un revulsivo, no son una obra de arte».

Chagall

Arte que inspira… arte que cuenta historias…

Así debería ser el amor… con una cabra tocando el violín

«La felicidad no es completa sin una cabra tocando el violín». Es lo que Julia Roberts le dice a Hugh Grant mientras comparten un desayuno en Notting Hill frente a una obra del artista de origen ruso Marc Chagall.

Nacido en Vitebsk, en el seno de una familia judía conservadora. Tras realizar sus estudios en San Petersburgo, viaja a París en 1910 y sin abandonar nunca sus orígenes, se convierte en artista extraordinario dentro del ambiente artístico, relevante por su personal «inmunidad estilística».

Contemplar su pintura es observar a través de un prisma mágico donde se mezclan rasgos de los primeros cubistas, expresionistas y sueños surrealistas. Sus obras obedecen las reglas del subconsciente y son imagen de la fantasía del universo personal que cada uno tenemos dentro de nosotros, algunos nunca llegamos a expresarlo y otros, como Chagall, se sirven de la mejor forma de hacerlo, el arte.

Volviendo a esa extraña cabra violinista… ¿Qué podemos decir de ella? Aparece en la obra titulada «La Mariée». Tras contemplarlo una y otra vez, podemos llegar a una conclusión, quizás demasiado simple, pero una conclusión al fin: sus personajes no están en un estado normal… Vuelan sobre los tejados en un universo sobrenatural de color azul, al son de una melodía interpretada por unos seres que flotan libres porque han decidido renunciar a la irrenunciable ley de la gravedad.

Cuando descubrimos algo sorprendente es imposible no sumergirse en ello, así pues, yo misma me había propuesto averiguar algo más sobre esa cabra violinista. La he buscado por el mundo, he llenado las calles de carteles en busca de cabras con dotes musicales pero nunca he conseguido nada… y es que la estaba buscando de forma equivocada.

Sólo se puede concluir con una cita del propio Chagall que nos dice así:
Si creo desde el corazón, casi todo funciona, si lo hago desde la cabeza, casi nada.
Y no hay que buscarle un sentido porque, si lo encontráramos, en ese momento lo habría perdido.

Rothko, White Center

Arte que inspira… arte que cuenta historias…

El mundo está lleno de espiritualidad, de amor, de emociones… ¿lo ves?


Un hombre que a través de su obra ejerció el arte plasmando todo su talento con ánimos de cambiar algo fue Mark Rothko, quien le dio un sentido diferente a la pintura y al color.
Marcus Rothkowitz, pintor estadounidense de origen ruso. Nació el 25 de septiembre de 1903 en Dvinsk, Rusia. En el año de 1913 emigró a Estados Unidos, donde años antes se había establecido su hermano. Cursó estudios en Yale y la Liga de Estudiantes de Arte de Nueva York. Hacia 1926 comenzó a pintar, inclinándose por un tipo de pintura expresionista, figuró entre los fundadores del grupo “The Ten” en 1935. Su primera exposición individual se realiza en 1933 en Nueva York. Su trabajo en la década de 1930 se adhiere al movimiento del realismo social. En la década de 1940, con influencias del surrealismo, se hace más imaginativo (…) Cada vez más cerca de la abstracción pinta grandes rectángulos de colores. Poco a poco estas manchas van simplificándose y ordenándose y desde 1949 el artista pinta prácticamente no utiliza sino uno o varios rectángulos de color. (…) En los dos últimos años de su vida trabajó solamente en negro y gris, antes de suicidarse en su estudio el 25 de febrero de 1970 dejando dos hijos de dos matrimonios.

Sus primeras pinturas, acuarelas y tintas chinas tienden al expresionismo de su época y, poco a poco, empezó a reflejar la vida cotidiana y sus sentimientos, por ejemplo, la hipocresía, el amor paternal, la frivolidad, etcétera.

Posteriormente pintó algunos dibujos con toques surrealistas de formas abstractas y colores sombríos. Empezó a jugar con los colores y a mezclarlos cuidadosamente.

Muy pronto encontró que los colores eran más que luz a través de nuestros ojos y que tenían algo que decir, les dio voz en aquellos cuadros por los que es conocido, los cuales se conforman por rectángulos, uno arriba de otro, generalmente el superior más grande que el inferior con bases contrastantes que se perdían en los límites de la figura.
Colores que motiva la sensibilidad de espectador y que lo invitan a entrar en ese festín multicromático para descubrir qué hay más allá; colores saludan por detrás tímidamente, otros desafían a quien los mira, hay otros que se mantienen en calma y algunos nos recuerdan la fuerza de la tierra y la debilidad de la sangre.

Toda esa sinfonía de sentimientos tiene muchas interpretaciones, una de ellas, la de la Doctora Alina Mendoza Cantú de la UNAM, quien estudió la obra de Rothko y la puso en un contexto bíblico que relata algunos pasajes del génesis y del éxodo, basándose en el deseo que tenía Rothko por construir un templo en medio del mar, cuta iluminación estuviera a cargo de sol y pudieran asistir tanto judíos como católicos.

Cambiar al mundo no es tarea fácil, se necesita fuerza, tenacidad y constancia, armamentos de gran valor que no siempre se poseen, por múltiples razones. Así se fue Rothko, así terminó cansándose, cayó en una apatía enorme; acaparó el otro lado de la paleta de acrílicos y retomó las raíces mundanas, sin fuerza. De ahí pasó al rojo, el cual relata sus deseos de morir en su última obra, se dice que la dejó inconclusa pues la muerte lo convencería antes de terminarla. Así como tomaba sus acrílicos y pinceles, tomó su vida y se la llevó a otra parte. Muerte: delito de pasión consumada, como su radiante obra.

La sociedad en general tiende a caer en el error de rechazar lo que o conoce porque piensa que un artista que se suicida o se corta una oreja es simplemente loco y que no merece mayor atención. Pero me encantaría decir en estas líneas finales que poseer una visión con un alto grado de sensibilidad no es fácil, pues todos los días se debe lidiar con la apatía, la desmotivación y la responsabilidad de cambiar, aunque sea un poquito, al mundo para hacerlo mejor. Pretender aportar algo a un entorno sistemático que parece tener las respuestas de todo, tiene sus complicaciones. Trabajar con sensibilidad puede desatar los demonios que llevamos dentro o bien, sacar lo mejor de nosotros. Por eso los invito a no juzgar a un artista, quiero decir a un verdadero artista, sin antes conocer lo que aportó a una cultura, antes de que caigan en el desencanto (aunque no todos lo hacen) y mejor aniden los colores, giros, vivencias y pasiones en ese viejo baúl en el que guardamos nuestros recuerdos más preciados celosamente y entender que el arte sí cambia al mundo.

San Miguel de Lillo

Arte que inspira… arte que cuenta historias…

Miro tus piedras y me abruma tanta belleza.

Ramiro I ordenó construir esta iglesia hacia el año 848, muy cerquita del palacio –llamado ahora de Santa María- como parte de la residencia de reposo que creó en la falda sur del monte Naranco. Sigue leyendo

Guerra y paz, L. Tolstoi

Guerra y paz (en ruso Война и мир, Voyná i mir), también conocida como La guerra y la paz, es una novela del escritor ruso León Tolstói (1828–1910) que comenzó a escribir en una época de convalecencia tras romperse el brazo por caer del caballo en una partida de caza en 1864. Primero se publicó como fascículos de revista (1865–1869). Guerra y Paz es considerada como la obra cumbre del autor junto con su otro trabajo posterior, Anna Karénina (1873–1877).

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