Arte que inspira… arte que cuenta historias…
Sin inocencia no vemos la belleza
Me fascina esta foto. No sabría decir el motivo por el que me resultaba tan atrayente, o tal vez sí. Simplemente, este pintor realizaba su cuadro de manera en que a los niños no nos está permitido en casa.
Una enorme superficie de tela colocada en el suelo y sobre él, con un bote de pintura y una brocha en la mano, un artista extiende a salpicaduras la pintura llenando con ello la inmensidad del óleo . El artista es Jackson Pollock,uno de los máximos exponentes del expresionismo abstracto y la técnica que emplea, la conocemos como Dripping.
Tras la Segunda Guerra Mundial las fuerzas en el arte cambian de lugar. París, que había permanecido ocupada por la Alemania nazi durante cuatro años, dejará ser el espacio por excelencia del arte, desplazando el epicentro de la vanguardia hacia Nueva York, ciudad que se va a convertir en el signo del nuevo orden mundial imperante en lo que queda de siglo.Y no solo Nueva York se convierte en la capital del arte y Norteamérica en el lugar al que emigran los más importantes artistas de las vanguardias europeas, sino que las vanguardias americanas logra alcanzar su propia identidad y desvincularse de la influencia de lo que había sucedido hasta ese momento en Europa.
Es en este contexto en donde un importante grupo de jóvenes artistas norteamericanos decide apartarse del lenguaje figurativo y crear un nuevo estilo en donde se fusionan abstracción y surrealismo. Es en este contexto en donde en 1947 nace el expresionismo abstracto.
Se trata de un movimiento que agrupa artistas de personalidades muy distintas y que defiende por encima de todo la libertad individual y el carácter expresivo del arte. Lo importante para ellos será la materialidad del cuadro como superficie y la individualidad del artista.
Para los expresionistas abstractos, pintar un cuadro no va a ser un proceso dirigido por la razón, sino un acto espontáneo, una acción corporal dinámica. El artista se dejará llevar por su tensión interior en un proceso espontáneo, no meditado y lejos de todo plan preconcebido.
Así el Expresionismo Abstracto deja traslucir los estados directos del ánimo de los pintores, convirtiendo a las obras en vehículos para expresar las más diversas sensaciones. La angustia, la rabia, el dolor aparecen muchas veces contenidos en los intensos goteos de Pollock o en los brochazos de De Kooning, o en los contrastes de Rothko. Una pintura no figurativa que intenta expresar la experiencia dramática e interior en que habita el propio artista.