Arte que inspira… arte que cuenta historias…
No importa cuan enfadados o dolidos estemos, los buenos recuerdos son piedras eternas
Arte que inspira… arte que cuenta historias…
No importa cuan enfadados o dolidos estemos, los buenos recuerdos son piedras eternas
Arte que inspira… arte que cuenta historias…
Dura es la ley del amor, pero por dura que sea, hay que obedecerla, pues la tierra y el cielo por ella están unidos desde el fondo de las edades
Arte que inspira… arte que cuenta historias…
I assure you I… at the moment thought of nothing but you
Arte que inspira… arte que cuenta historias…
No es fácil… a veces las figuras se desvanecen
Las luces impresionistas muy bien integradas con las composiciones en sombra están creadas con los propios colores, entonados de un modo coherente y potente. Pero las sombras impresionistas también son colores, luces. El negro desaparece, el blanco gana la partida en ese siglo XIX en que los pintores de la luz escogen anular el negro barroco. ¿Por qué esta elección? La belleza para esos pintores surgía de las sombras, de lo que no se ve a simple vista, de lo escondido, de lo superficial que a veces parece la realidad, escondiendo lo que de verdad importa. Por eso, esos paisajes impresionistas, en concreto las nieves y los blancos de Sisley, se componen de figuras desvanecidas en las sombras que recuerdan la melancolía, la angustía, los fríos y los inviernos de la propia alma humana.
Arte que inspira… arte que cuenta historias…
La medida del amor es amar sin medida
Hay que aprender a leer entre líneas en custiones del corazón. La experiencia trae mucho dolor pero también certezas. Hay quien lo llama locura, hay quien lo llama amor. Don Quijote era el loco, Sancho el sabihondo, hasta que Sancho aprendió que la locura que veía en Don Quijote, era el miedo a su corazón.
Arte que inspira… arte que cuenta historias…
El amor construye siempre… la Historia es un constante desamor
Arte que inspira… arte que cuenta historias…
En un rincón de mi casa, colgaba un ángel anunciando el amor
El Beato Angélico consideraba la pintura como un acto de devoción. A este joven religioso dominico le gustaba pintar Anunciaciones, imitando la arquitectura real del claustro del Convento de San Marcos, construido por Michellozzo, donde él profundizaba en la Palabra de Dios.
Ya despunta el Renacimiento y el tratamiento del espacio arquitectónico. En su Convento de San Marcos de Florencia, Fra Angélico escenifica esta pintura mural en las escaleras que daban acceso al comedor. Aquí el Misterio está reducido a lo esencial, es sobria. La van a contemplar sus hermanos frailes, que ya habían estudiado teología y por lo tanto no necesitaban de muchas explicaciones, sino de unos puntos breves para estimular la oración.
Su trabajo artístico denota un riquísimo mundo interior, intensa vida de oración y contemplación. Cada pincelada, cada color, cada detalle es un mensaje para comprender el Misterio «El que tenga ojos para ver que vea» parece decir Fra Angélico en esta obra. Y aquí el arte ofrece la mirada del amor, ese sentimiento en su esencia más íntima y humilde de la Virgen.
Arte que inspira… arte que cuenta historias…
Rasga con convicción
¿Y si en vez de un pincel utilizáramos un cuchillo? El espacio del lienzo se vería afectado, creando incluso una nueva dimensión pictórica, por no decir ya escultórica.
Es lo que hacía el italiano-argentino Lucio Fontana: Agujerear, rajar y deteriorar lienzos. Fontana buscaba una nueva definición espacial para el medio pictórico y parece ser que la encontró con la abolición del espacio ilusorio y su sustitución por el espacio real. Una pintura que «existe», por así decirlo. A todo esto lo llamó Espacialismo. Y su idea de ver el arte lo expresó en el Manifiesto Blanco (1946), en el cual dice que «la materia, el color y el sonido en movimiento son los fenómenos cuyo desarrollo simultáneo integra el nuevo arte».
No sería hasta los años 50 cuando este nuevo arte se hizo mundialmente famoso. La época de la dolce vita trajo su popular serie de los tajos, consistente en agujeros o tajos sobre la tela de sus cuadros.
Son lienzos monocromáticos, castigados a base de buchi y tagli (agujeros y cortes), que nos hablan, entre otras cosas, de lo que es el espacio real, del material para su uso conceptual, del objeto, del gesto individual, de violencia.
Se requiere un cambio en la esencia y en la forma. Se requiere la superación de la pintura, de la escultura, de la poesía, de la música. Se necesita un arte mayor acorde con las exigencias del espíritu nuevo. Tales intenciones son las que se buscaban durante la época de la 2a Guerra Mundial. El ser humano, como siempre, se sentía perdido, superado por las desgracias. Sin embargo, se buscaron nuevos caminos estéticos para recordar lo bello que hay en la propia cruel realidad. Por eso el arte nos recuerda una y otra vez la actualidad de la esencia como hombres que sienten, sufren pero siguen esperando.
En los lienzos rasgados de Fontana se intuye una sensualidad de texturas ingenuas al igual que expresivas; se dirigen directamente a las emociones; fondos rosas, blancos, rojos, en bases de pigmentos cerámicos, que son desgarrados, igual que la historia del hombre, pero con una base serena, esquemática, transmitiendo un sentimiento de esperanza, como ese volver a la infancia y renacer.
Arte que inspira… arte que cuenta historias…
Cuanto más alto coloque el hombre su meta, tanto más crecerá
El hombre conoce de diferentes maneras. Por un olor, sabe que tiene hambre, por un sonido sabe que quiere divertirse, por una caricia sabe que está solo, por una sonrisa sabe que tiene miedo… pero ¿cómo sabe cuándo siente de manera auténtica, de manera que no deja de ser quien es pero pasar a ser algo más que él? En cuanto conocemos, queremos más y más, no hay límite para la ambición.