Arte que inspira… arte que cuenta historias…
A mediados del siglo XIX, los artistas europeos adoptaron un nuevo estilo de arte: el realismo. Caracterizado por una atención sin precedentes a los temas cotidianos, este movimiento artístico transformó el mundo del arte occidental.
Aunque hoy en día este interés por la iconografía ordinaria puede no parecer algo extraordinario, la realidad es que representó un hito importante en la historia del arte. A continuación, exploraremos las contribuciones de los pioneros de esta corriente artística para entender por qué fue tan significativa.
El realismo nació en Francia durante la década de 1850. Tras la Revolución de 1848—un acontecimiento que estableció el “derecho al trabajo” en el país—este movimiento introdujo la idea de la gente promedio, la clase obrera, los sitios contemporáneos y las escenas cotidianas eran temas artísticos dignos.
Los artistas que trabajan en el estilo realista rechazaron las normas del Romanticismo(1800-1850), un género definido por su glorificación de las emociones. Típicamente, las pinturas románticas presentan figuras mitológicas o escenas sublimes de la naturaleza. En cualquier caso, el Romanticismo glorifica a sus sujetos, un rasgo que los artistas realistas evitaron directamente.